Prescripción de Tasa Variable: decisiones más precisas para cada ambiente del lote
La agricultura moderna enfrenta un desafío permanente: producir más y mejor, con eficiencia en el uso de insumos y cuidando la sustentabilidad de los suelos. En ese contexto, la prescripción de tasa variable (VRT, por sus siglas en inglés) se consolida como una herramienta clave de la agricultura de precisión.
Este concepto parte de una premisa simple: los lotes no son homogéneos. Dentro de un mismo campo conviven ambientes con distinto potencial productivo, variaciones de fertilidad, diferencias en relieve, texturas de suelo y disponibilidad hídrica. Aplicar una misma dosis de fertilizante, semilla o fitosanitario a toda la superficie implica, inevitablemente, subdosificar algunos sectores y sobredosificar otros.
La prescripción de tasa variable busca corregir esa ineficiencia. A partir del análisis espacial de la variabilidad del lote —mediante mapas de rinde, imágenes satelitales, sensores en maquinaria o análisis de suelo— se delimitan zonas de manejo. A cada una de ellas se le asigna una dosis específica, ajustada a sus necesidades y potencial.
Beneficios concretos para el productor
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Eficiencia en insumos: se reduce el gasto en fertilizantes y agroquímicos, ya que se aplican solo en la cantidad necesaria según cada ambiente.
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Mayor productividad: los ambientes de alto potencial reciben la dosis óptima para expresar su rinde máximo, mientras que en los ambientes más restrictivos se evita el desperdicio de insumos.
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Sustentabilidad: al disminuir la sobreaplicación, se reduce el riesgo de lixiviación de nutrientes y el impacto ambiental.
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Decisiones basadas en datos: la prescripción transforma la información geoespacial en un insumo estratégico para la toma de decisiones agronómicas.
De la teoría a la práctica
El proceso culmina en la generación de un mapa de prescripción, que se carga en los monitores de las sembradoras o fertilizadoras equipadas con tecnología de dosis variable. La máquina interpreta esa información y ajusta automáticamente su aplicación en tiempo real, de acuerdo con la posición dentro del lote.
De esta manera, la prescripción de tasa variable conecta dos mundos: el diagnóstico agronómico del lote y la capacidad tecnológica de la maquinaria. El resultado es un manejo más inteligente, rentable y sustentable.
Una herramienta que llegó para quedarse
Diversos estudios en la región núcleo han demostrado que el uso de prescripciones variables permite obtener ahorros de hasta un 15% en fertilizantes, con incrementos de rendimiento que oscilan entre 5 y 10%, dependiendo del año y el cultivo. Más allá de los números, lo importante es que el productor gana previsibilidad, construye un historial de información por ambiente y fortalece la sustentabilidad de su sistema productivo.
En un escenario de márgenes ajustados y mercados cada vez más exigentes, la prescripción de tasa variable se posiciona como un salto de calidad en la gestión agronómica, donde la clave ya no es aplicar más, sino aplicar mejor.